El nombramiento reaviva las tensiones entre el flamante funcionario y Guillermo Francos, jefe de Gabinete de Milei, a quien Claver-Carone responsabiliza de su salida del BID. Las críticas a la gestión económica libertaria suman complejidad a los vínculos con Estados Unidos.
El nombramiento de Mauricio Claver-Carone como Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina, bajo la órbita de Donald Trump, representa un desafío para Javier Milei. La relación entre Claver-Carone y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, es tensa, lo que podría complicar los vínculos con Estados Unidos.
El flamante enviado especial ha señalado a Francos como responsable de la denuncia que lo desplazó de la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Desde el entorno de Claver-Carone sostienen que Francos, quien era funcionario del gobierno de Alberto Fernández en ese momento, impulsó esta maniobra para posicionar a Gustavo Béliz, un plan que finalmente no prosperó. Claver-Carone cuestionó públicamente la credibilidad de Francos y afirmó que su trayectoria es incompatible con los principios de Milei.
La designación también pone en el centro de la escena a José Luis Vila, secretario de Estrategia, y a Rodrigo Lugones, ambos cercanos al operador radical Enrique «Coti» Nosiglia. Esta alianza interna en el gobierno libertario podría complicar aún más la relación con Claver-Carone, quien cuenta con el respaldo del secretario de Estado, Marco Rubio. La permanencia de Francos en el gabinete, junto con las críticas de Claver-Carone a las políticas económicas de Milei, tensionan los vínculos con una figura clave para la región en la administración de Trump.