Pese a regir la veda electoral desde el jueves por la noche, ayer y hoy el ex intendente de Hurlingham rompió la veda enviando mails desde una cuenta que registrada en un suntuoso piso con pileta frente al mar en el Estado de La Florida valuado en más de medio millón de dólares. ¿A nombre de quién está la propiedad?
El ex intendente Juan Zabaleta volvió a quedar en el centro de la polémica en plena veda electoral. Entre ayer y hoy circularon correos electrónicos enviados desde una cuenta que remite a la dirección 777 62nd St, Miami, Florida, donde funciona un exclusivo complejo residencial. En esos mensajes se leía: “este domingo 7 votemos para cuidar a Hurlingham y a nuestras familias” y “por la seguridad y el trabajo, cortá boleta”. El detalle no pasó desapercibido: la emisión de los correos viola la veda y, además, expuso la localización de la casilla utilizada. El desliz, quizá producto de la desesperación, dejó una evidencia: ¿cómo hace un ex intendente del conurbano para enviar correos con dicha dirección? ¿Será el propio Zabaleta el propietario?

No se trató del único episodio. Este sábado a la mañana la Policía detuvo a un grupo de personas que repartía boletas de Zabaleta, en otro incumplimiento de la normativa electoral. Los agentes secuestraron el material en distintos barrios, donde las papeletas combinaban el nombre del exintendente con el de La Libertad Avanza. La infracción, registrada en plena veda, derivó en la intervención de las fuerzas de seguridad y encendió nuevas críticas a la estrategia del exjefe comunal.


La situación trae a la memoria lo ocurrido en 2023, cuando Zabaleta todavía estaba al frente del municipio. Ese año también se denunciaron violaciones a la veda: una banda de cinco personas fue detenida por pegar carteles del exintendente —uno de ellos con pedido de captura vigente desde 2013— y además circuló un video donde Débora Acosta, funcionaria de su gestión en Educación, aparecía arriba de una camioneta municipal arrancando carteles de la oposición. Aquellos antecedentes refuerzan la sospecha de que las maniobras proselitistas en plena veda no son hechos aislados, sino parte de una práctica reiterada.