El Presidente recibió un respaldo financiero de Washington y busca traducirlo en mayor volumen político interno. En la Casa Rosada barajan acuerdos con gobernadores, gestos hacia el PRO y eventuales modificaciones en la conducción legislativa.
Durante su visita a Nueva York, donde expuso ante la ONU, el presidente Javier Milei obtuvo un apoyo clave de Estados Unidos, que incluyó un swap por 20 mil millones de dólares anunciado por el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Con ese aval, el Gobierno comenzó a diseñar nuevas estrategias para fortalecer su posición en el Congreso y avanzar con un paquete de reformas que incluye la laboral, la tributaria y el Presupuesto 2026 con déficit cero.
En la Casa Rosada se instalaron distintas posturas. Un sector sostiene que bastará con recomponer el vínculo con gobernadores para conseguir los votos necesarios, mientras que otros plantean que el oficialismo deberá ofrecer señales más concretas. Entre las opciones que circulan figuran la posibilidad de ceder la presidencia de la Cámara de Diputados, hoy en manos de Martín Menem, o abrir espacios en el gabinete para aliados, en especial del PRO, que reclama participación en áreas sensibles como Defensa y Seguridad, próximas a quedar vacantes.
La relación con Mauricio Macri atraviesa un momento distante: no se reúnen desde hace un año y no hay encuentros previstos, aunque el ex presidente mantiene su disposición a colaborar. En paralelo, dirigentes libertarios admiten que el desafío es también ordenar su propio bloque, atravesado por tensiones internas. Con la mirada puesta en octubre, la apuesta del oficialismo es consolidar un acuerdo político amplio que le permita garantizar gobernabilidad y traducir el respaldo internacional en resultados legislativos.





