Las elecciones legislativas del fin de semana definirán una nueva correlación de fuerzas en el Senado de la Nación, donde UCR y PRO arriesgan gran parte de su representación. Entre ambas bancadas suman 21 de los 72 escaños, aunque se prevé que su peso se reduzca, con senadores divididos entre mantener el sello histórico, acercarse al Gobierno o sumarse a la construcción de Provincias Unidas.
El radicalismo llega con 13 integrantes, pero con fracturas visibles. El bloque que conduce Eduardo Vischi atraviesa disputas entre sectores que en su momento acompañaron a la Casa Rosada y otros que priorizaron acuerdos de poder internos. Ocho provincias renuevan bancas este año, entre ellas Ciudad de Buenos Aires, Tierra del Fuego, Entre Ríos y Chaco, donde los radicales ponen en juego a figuras como Martín Lousteau, Pablo Blanco y Víctor Zimmermann. Según los cálculos más optimistas, el bloque podría quedar con 9 o 10 senadores.
El PRO, en tanto, se enfrenta a un escenario menos riesgoso en números pero atravesado por tensiones políticas. Con ocho miembros en la actualidad, la bancada arriesga dos escaños. Días atrás dejó la presidencia del bloque el entrerriano Alfredo De Ángeli, reemplazado por el misionero Martín Goerling. También se despide la porteña Guadalupe Tagliaferri, una de las referentes más activas del macrismo en la Cámara alta.
Con este panorama, la conformación final de los bloques opositores dependerá de los resultados y de la decisión de algunos gobernadores sobre si integrarse a Provincias Unidas, un espacio que ya cuenta con presencia en el Senado pero que todavía no logra unificar criterios. En la UCR y el PRO reconocen que, más allá de los números, la elección abrirá una nueva etapa de negociaciones internas que definirá su capacidad de incidir en la agenda legislativa.
