El presidente Javier Milei disminuyó el ritmo del crawling peg al 1% mensual, a pesar de que la inflación repuntó al 2,7%. La decisión profundiza el atraso cambiario y genera dudas sobre la coherencia de su política económica.
En un intento por sostener su compromiso de reducción gradual de la devaluación, Milei decidió bajar el ritmo del tipo de cambio a 1% mensual, incluso cuando la inflación volvió a subir, alcanzando 2,7% en diciembre, lejos de su meta oficial de 2,5%. Según analistas, esta medida refleja inconsistencias en las estrategias del Gobierno, que busca reducir la brecha entre inflación, tasas de interés y dólar sin lograr avances concretos en la convergencia de estas variables.
Críticas a la política cambiaria
El economista Jorge Carrera calificó la estrategia como «machoeconomics», señalando que el Gobierno prioriza cumplir con declaraciones públicas en lugar de ajustar a la realidad económica. «Milei prometió bajar el crawl al 1% y lo hace, aunque el IPC siga subiendo. La narrativa del dólar barato y la falta de medidas para corregir la apreciación cambiaria son peligrosas», explicó Carrera, quien agregó que el manejo del tipo de cambio no resuelve los problemas estructurales de competitividad.
Carrera reconoció los logros fiscales del Gobierno, pero advirtió que trasladar la misma lógica al frente cambiario podría ser riesgoso. «El éxito fiscal no garantiza resultados similares en la política cambiaria. Forzar instrumentos en este ámbito, especialmente en un contexto global adverso, es una apuesta peligrosa», destacó.
El FMI y las tensiones con el dólar
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha cuestionado el crawling peg, exigiendo una unificación cambiaria con un salto devaluatorio que ubique el dólar cerca de $1300, seguido de la eliminación del cepo. Según el organismo, el gasto en intervenciones para sostener un tipo de cambio bajo es incompatible con los objetivos de estabilización.
Economistas críticos al Gobierno, incluso dentro del ámbito liberal, cuestionaron que la política actual dista de los principios del libre mercado. «El dólar está completamente estatizado y la estrategia actual podría ser más un ‘Frankenstein’ económico que una política verdaderamente liberal», expresó un especialista cercano a la administración.
La reducción del ritmo de devaluación parece ser una apuesta de Milei por reforzar su credibilidad, pero los riesgos asociados a esta decisión, tanto internos como externos, podrían comprometer los avances alcanzados en otras áreas.