Sin lugar en las listas nacionales ni seccionales del cordobesismo, se resignaría a ser candidato a concejal.
Desde que perdido en su distrito, el ex intendente de Hurlingham apostó una vez más por la división del peronismo y hasta tuvo fuertes aspiraciones de encabezar alguna lista. Fueron varios los intentos para encontrar lugar en el espacio del gobernador Kicillof. Llegó a lanzar una mesa distrital bajo el lema «Es con Axel». El resultado fue bochornoso y desde La Plata salieron rápido a desmarcarse: «Lo hizo por su cuenta, no tenemos nada que ver, él representa a la muy vieja política«, comentó un hombre muy cercano al núcleo duro del kicillofismo.
En un llano que lo incomoda y se le nota, un frenético Zabaleta también tocó timbre en la Casa Rosada. Dañar las chances del peronismo en provincia era la propuesta. Lo dejaron pasar, le sirvieron un café y el ex ministro de Alberto Fernández se dejó fotografiar con la imagen del presidente Milei de fondo. Al salir afirmó: «Este gobierno nos trata mejor que el anterior», insinuando la posibilidad de trabajar para los libertarios. Pero en las filas de LLA lo analizaron y prefirieron dejarlo ir. «A Zabaleta mejor tenerlo lejos, lo que toca lo funde. Nos sirve más para romper que para armar.”, comentó una fuente cercana al armador de Karina Milei en la provincia.
Cerrada esa puerta, pero con el guiño de Karina para romper el peronismo, Zabaleta se mostró con el ex gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y el intendente de Tigre, Julio Zamora. Esperaba encontrar su lugar en el denominado «peronismo blue» pero ni siquiera ahí encontró su pedacito de sombra.
Su debilidad en las encuestas y su miedo a quedar fuera de todo lo llevaron a apurar una definición y lanzarse como candidato: «Voy a tener que jugar, voy a jugar» es la frase que no para de repetir en su exiguo entorno. El problema: ni él sabe dónde. Y es que la única certeza que tiene es que no podrá encabezar ninguna lista nacional o provincial, ya que su imagen en Hurlingham, el distrito que gobernó durante ocho año, quedó muy golpeada y a penas supera el 15%. Recientemente el Tribunal de Cuentas lo multó con más de 80 millones (monto récord), por «uso indebido de fondos» y «faltante de patrimonio público» durante su último año de gestión. El municipio lanzó su propia auditoría sobre esta verdadera caja de pandora que no se sabe a qué funcionarios y sus familiares puede alcanzar.
