La elección de Mariano Llorens como presidente de la Cámara Federal y su nombramiento como conjuez de la Corte Suprema refuerzan la influencia de Macri en el máximo tribunal, generando nuevas tensiones políticas dentro del sistema judicial.
Mariano Llorens fue elegido como presidente de la Cámara Federal tras una maniobra que rompe con la tradición de rotación entre salas. Este movimiento, de gran trascendencia política, lo ubica como conjuez de la Corte Suprema, alineado con Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, en oposición a Ricardo Lorenzetti, cercano al peronismo.
El cambio de voto del juez Eduardo Farah, vinculado al peronismo, resultó clave para el nombramiento de Llorens, quien ya había presidido la Cámara en 2022. Con esta jugada, Macri refuerza su influencia en el máximo tribunal, mientras enfrenta la disputa interna con Santiago Caputo, aliado de Lorenzetti.
La presidencia de la Cámara es estratégica, ya que permite definir competencias en causas clave. La Sala I, integrada por Llorens, Bruglia y Bertuzzi, tiene vínculos con el macrismo, mientras que la Sala II, con Farah, Boico e Irurzun, está más cercana al peronismo. El nombramiento de Llorens profundiza las divisiones y tensiones dentro del sistema judicial.
