El Presidente tomó el control de la conducción política y prepara una nueva coalición de gobierno basada en las reformas laboral, tributaria y penal, que buscará consolidar durante las sesiones extraordinarias. Mientras tanto, el peronismo atraviesa una fragmentación creciente, agravada por la situación judicial de Cristina Fernández de Kirchner y las disputas internas tras la derrota electoral.
Durante las últimas semanas, Javier Milei encabezó reuniones con gobernadores en la Casa Rosada, reactivando el diálogo político tras casi dos años de gestión. En esta nueva etapa, el mandatario reorganizó su gabinete con Manuel Adorni en la Jefatura de Gabinete, Diego Santilli en Interior y Pablo Quirno en Cancillería. Además, definió los liderazgos parlamentarios con Martín Menem al frente de Diputados y Nadia Márquez en la presidencia provisional del Senado. Las reformas estructurales que impulsa serán el eje de los acuerdos con las provincias, a cambio de obras e incentivos fiscales.
El relanzamiento político del oficialismo también apunta a debilitar la estructura sindical y partidaria del PJ, que se encuentra dividido y sin conducción efectiva. La reforma laboral tensiona la relación con la CGT, mientras el encarcelamiento de Cristina Fernández de Kirchner y las derrotas provinciales de sus aliados dejaron al kirchnerismo en su momento más crítico. Entre las críticas cruzadas y la pérdida de representación, el peronismo enfrenta el desafío de reconstruir liderazgo o perder peso nacional en el nuevo escenario político.
